Sonoros saludos a tod@s!!!
El pasado viernes se estrenó en diversas salas del país la ópera prima del director mallorquín Toni Bestard, titulada -El Perfecto Desconocido-.
Protagonizada por el actor irlandes Colm Meaney, narra la historia de Mark O’Reilly, un misterioso viajero, llega a un pequeño pueblo mallorquín y se instala discretamente en un viejo comercio abandonado. Los vecinos pronto se entusiasmarán creyendo que Mark pretende reabrir el local y ello reanimará el pueblo. Pero un detalle pasa desapercibido para todos: Mark no tiene intención alguna de abrir la tienda. Ni siquiera habla castellano. Las verdaderas intenciones del viajero en la isla se ocultan detrás de una vieja fotografía polaroid, que le ha llevado hasta allí en busca de respuestas….
Para aproximarnos al mundo sonoro que rodea a esta enigmática película hemos tenido el privilegio de entrevistar en exclusiva al responsable del montaje sonoro de la misma, el editor y montador César Molina, que junto a todo su equipo han realizado un fascinante y elegante trabajo.
Agradecemos a César especialmente su tiempo, amabilidad y atención dispensada, hacia -LaBobinaSonora-, para la realización de esta entrevista.
Comenzamos….
LaBobinaSonora: César. ¿Que nos ofrece, y que nos podemos encontrar, dentro del mundo sonoro de –El perfecto desconocido- ?
César Molina: Toda la película tiene lugar en la Sierra de Tramuntana de Mallorca, en parajes rurales y muchas secuencias en mitad del bosque. Es una zona que tuve ocasión de visitar durante el proceso de postproducción (quería saber cómo suena realmente) y en líneas generales intenté transmitir la belleza y misterio de estas localizaciones, acompañando la historia en su desarrollo y potenciando mucho el contraste a universos más oscuros, cuando la trama da un giro inesperado.
LBS: La historia toma como base un pequeño pueblo, de ambiente rural, antagónico y tradicional. ¿Han, o te han influenciado estas particularidades de cara a la concepción y creación de cada uno de los decorados sonoros que componen la historia, o partiste de otras premisas?
CSM: Por supuesto. El pueblo es un personaje en si. No hay plano de la película en que no hayamos intentado destacar la soledad e incomunicación en que se ven inmersos los personajes dentro de ese entorno. Era imprescindible acompañar el aislamiento en que viven los protagonistas.
Además necesitábamos ubicar espacialmente al espectador, incluso orientándole en los interiores para hacer más comprensibles algunos momentos. Los personajes van y vienen en torno al protagonista, entran y salen de la historia, muchas veces en -off- y con acciones claras que debíamos contar…
LBS: También gran parte de las situaciones, de búsqueda o indagación, se dan en el extrarradio del pueblo, más concretamente en el entorno natural de una sierra, incluidas simas y cuevas la cuales sirven para conformar un ambiente un poco opresivo y oscuro. ¿Cómo afrontaste particularmente la creación de este decorado sonoro?
CSM: Inicialmente tuvimos claro que la cueva era el elemento más arriesgado de la película. Necesitábamos provocar esa opresión y oscuridad desde el principio, dejar claro que la naturaleza tiene su propia personalidad y que nos hace conectar con nuestro interior, poniéndonos a veces en situaciones muy difíciles. En la película juega un papel clave.
La verdad es que a Toni le gustaron bastante desde el principio las propuestas que íbamos haciéndole y en poco tiempo terminamos de darle forma. Los bosques de montaña nos costaron un poco más pero con mucho trabajo de investigación y muchas horas de Pro-tools, mi ayudante, Miguel Huete, consiguió unas bases muy ricas y profundas para jugar con los ritmos y las emociones de cada secuencia. Luego nos sentamos con Toni a terminar de rematar los momentos perfectos para cada elemento.
LBS: ¿Cómo ha sido tu relación o sinergia de trabajo en la post-producción de sonido con Toni Bestard?
CSM: ¡Toni es un encanto! Nos conocemos desde hace muchísimos años y conectamos muy bien desde el principio. Me ha enseñado muchas cosas y me siento muy afortunado de haber podido trabajar con él. Además tenía muy claras las cosas que quería y cómo las quería, eso siempre facilita el trabajo. Da gusto tener a tu lado una persona que te guía con tanta seguridad como él. Pocas veces teníamos diferencias y cuando aparecían era muy fácil encontrar una perspectiva común. Lo tiene todo muy claro y se comunica bien. ¡Fue un placer!…
Además, planificamos la postproducción de sonido de la manera más sencilla posible, y la producción de la película y del estudio hicieron un trabajo excelente, nos lo pusieron todo facilísimo y en 6 semanas montamos la película. Diana de la Cuadra y Ana Belén Martín son dos soles y nos iluminaron durante todo el proceso. ¡Mil gracias a las dos!.
LBS: Dado que esta era su opera prima, ¿Tenía alguna idealización del mundo sonoro que quería, o más bien fue evolucionando a medida que avanzaba el montaje que tu creabas?
CSM: Inicialmente él tenía su propia concepción del sonido y desde el montaje de imagen ya nos mandaron muchas cosas ya maquetadas. Luego nosotros fuimos dando forma a esas ideas y elevándolo todo un paso más allá. También tuvimos bastante margen para la creación, ya que hay secuencias muy oníricas, flashbacks, abstracciones, acción… La película tiene todos los ingredientes para disfrutar mucho durante el proceso de montaje de sonido. Y así fue. La recuerdo como uno de los trabajos más divertidos que he hecho nunca.
LBS: ¿Como has afrontando el trabajo de edición y montaje de diálogos, hubo mucho ADR, alguna particularidad que quieras destacar; por ejemplo en cuanto a la voz de Colm Meaney…..?
CSM: Asier González hizo un trabajo impecable. Tuve la suerte de afrontar el proyecto sin lastres del sonido directo y el resultado creo que es muy bueno, siempre gracias a la labor durante el rodaje de este gran técnico. Como en todos los trabajos, hubo alguna secuencia que supuso un poco más de esfuerzo en la edición de diálogos (recuerdo sólo una, de hecho, a causa del viento) pero la fase técnica de edición del sonido directo se resolvió muy rápidamente y abrió más margen para el desarrollo narrativo y la creación de los espacios sonoros.
El doblaje fue muy específico y en la mayoría de los casos se debió a cuestiones narrativas más que a problemas técnicos. Me gusta doblar cada respiración, cada gesto, cada sonrisa y buscar un giro más de aproximación a las emociones del personaje. Cuando oyes respirar a una persona estás dentro de ella. Y eso hicimos. Los actores nos facilitaron mucho la labor y colaboraron mucho durante el doblaje.
En particular Colm Meaney hace un papel increíble, cargado de expresividad facial y envuelto en un mutismo verbal que hicimos lo posible por destacar. Fue precioso doblar con él algunas secuencias en las que sólo marcamos los gestos, potenciando la comicidad de las situaciones. Y un actor de su talla y su experiencia es un verdadero espectáculo en la sala de doblaje. ¡Lo clava todo a la primera!
LBS: ¿Que numero de pistas has utilizado en el montaje final y cual ha sido su estructura dentro del montaje?
CSM: En general usamos una estructura modelo y luego la modificamos en función de las necesidades de proyecto. En el caso de -El Perfecto desconocido- fue la siguiente:
10 pistas para el sonido directo (6 pértigas y 4 radio micros). Las agrupamos principalmente por tipo de micro y por distancia de plano, así las automatizaciones de los plugins son más sencillas.
4 pistas de sonido directo sin diálogos (lo que llamamos pistas de M+E). Suelen ser acciones con acústica y distancia de plano naturales para el valor de cuadro que necesitamos. Ayuda a empastar luego el foley mucho mejor.
4 pistas de centros. Fondos que dan unidad al canal del centro y que acomodan el oído al fondo natural de la localización. Si se graban en la misma localización de rodaje, mucho mejor.
10 pistas de efectos en mono. Las utilizadas para la sonorización de elementos puntuales.
12-16 pistas de efectos estéreo y ambientes. También para elementos puntuales, pero más abiertos en la sala y ambientes, claro.
2 pistas de efectos en 5.1. Contamos con librerías ya grabadas en este formato y es increíble cómo se abre una localización cuando incluyes este tipo de efectos.
20 pistas de efectos de sala. Con todas las acciones de los personajes y demás elementos (materiales, semovientes y alguna que otra frikada).
6 pistas de música en 5.1. Preferimos disponer de las músicas mezcladas por grupos de instrumentos y rematar las ediciones y la selección de los bloques durante el montaje de sonido.
LBS: ¿Que importancia ha tenido el trabajo de Foley dentro de la historia, optasteis por un Foley muy presencial y en primer plano, o más natural?
CSM: El foley es primordial en la película. Hay muchos silencios interiores, muchos paseos en soledad, mucha acción… Nuestro artista es muy bueno narrando. Sabe leer la intención de cada paso, cada movimiento. Alex F. Capilla tiene un método de trabajo impecable y muchísima experiencia e hizo subir la película a un nivel altísimo.
En general, la sala que mejor nos funciona siempre es la más natural, tanto de timbre como de plano. Siempre buscamos respetar el plano sonoro, excepto cuando queremos potenciar un elemento que juega un papel importante en la historia, que le damos un «empujoncito» para que el espectador perciba la sensación con más claridad. Es bonito contar una historia con elementos naturales de la pantalla, si artificios. Me gusta el sonido natural y limpio, el sonido más puro, más cristalino.
LBS: ¿A que momento sonoro o de una carga narrativa especial, según tu opinión, debemos de tener los oídos bien abiertos dentro del mundo sonoro de –El perfecto desconocido-?
CSM: Me gusta mucho la introducción de la película, cómo hemos dibujado el entorno natural de la Tramuntana y también la tienda abandonada donde tiene lugar la historia. También destacaría los flashbacks y sueños, que nos permitieron ser más creativos y dejarnos llevar un poco más. Es divertido y difícil afinar estas secuencias ya que cada uno sueña y recuerda de manera diferente.
El monólogo del Colm Meaney nos dejó ponernos muy puristas en la calidez y emotividad del diálogo y el interior de la cueva en las secuencias finales también fue un reto, principalmente por el cambio de registro que supone en la narración a todos los niveles, y también en el sonido.
Me gusta mucho la película, y el sonido también, la verdad. Terminé muy contento con el resultado. ¿Se nota, no?
LBS: ¿Como llegasteis a las mezclas finales, muy ajustado todo en las pre-mezclas.. o dejasteis mayor libertad para esta fase?
CSM: Nacho Royo-Villanova es un profesional excepcional. He crecido como montador a su lado y cada vez que me siento a trabajar con él no paro de tomar nota… Tuvimos la suerte de contar con él durante el proceso de premezclas y mezclas y nos llevó de la mano para cerrar el concepto del sonido con una elegancia y naturalidad maravillosas.
Durante las mezclas sólo terminamos de rematar algún volumen específico, algunas cuestiones de dinámica y poco más. Nacho lo lleva todo muy bien trabajado desde las premezclas y la sala de La Bocina nos da la fidelidad necesaria para trabajar con mucha seguridad. Podemos dedicar durante esta fase de premezclas más tiempo para la creación y las aportaciones narrativas del mezclador son imprescindibles.
LBS: Por último, ¿alguna anécdota durante el proceso de post-producción, que quieras compartir con nuestros lectores..
CSM: Uff… Durante los doblajes que hicimos en Mallorca aproveché para hacer unas inmersiones en la isla, me apasiona el buceo y era una muy buena oportunidad. El caso es que tuve un accidente y estuve a punto de perder el oído izquierdo. Todo se resolvió bien en un par de semanas, pero el susto que me llevé fue horrible… Hay que cuidarse mucho el oído en una profesión como esta.
LBS: Si quieres añadir alguna cosa más…
CSM: Sólo dar las gracias a mi maestro Pelayo Gutiérrez por enseñarme a amar esta profesión, a todo el equipo por hacer de esta película un experiencia tan maravillosa, y a ti por dejarme contarla.
LBS: Un placer César. Y mucha suerte para tus próximos proyectos, los cuales seguiremos muy atentamente.
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